Todo ha sido excepcional, muy acogedor y entrañable.

Nos ayudaron con toda la información solicitada y eso lo agradecemos infinitamente porque nos ayudaron con las compras de tickets a los lugares turísticos de la ciudad.

Han sido muy amables y atentos.

Nuestra estancia con ustedes fue muy satisfactoria, ya los he recomendado aquí en Monterrey, México, de nuevo, muchas gracias.

Uno de los mejores hoteles en los que me he alojado (y he estado en unos cuantos). Por el trato de su personal (desde la recepción hasta la señora que abre la cama), amable más allá de su más que evidente profesionalidad. Por la belleza del edificio, que aúna tan bien lo antiguo con una bella y elegante modernidad. La habitación, una joya que hace honor a su nombre y a la que había sido la actividad del edificio. La Exposición de joyas de Masriera y Carrera, en la primera planta, un deleite para la vista, tanto las joyas en sí, como la manera de presentarlas y el mismo espacio. Y mención aparte merece el desayuno, para mí muy importante: los productos más variados y de una calidad superior están a libre elección del cliente.. La fruta fresca, la ensalada, el pan de semillas, el zumo de naranja natural, unas verduras salteadas, unos champiñones, y unos blinis de salmón, para mi gusto, insuperables. El café Nespresso, los yogures Pastoret, las mermeladas La Vieja Fábrica y la bollería fresca, todo buenísimo, en un espacio también único que, como el resto de la construcción, presenta una tradición bellamente actualizada.